El estadounidense Adrian Smith -que hace año y medio firmó en Dubái el Burj Khalifa, de 828 metros, con el estudio de arquitectura de Chicago Skidmore Owings y Merrill- acaba de ser elegido para levantar el rascacielos que destronará su creación anterior.
Ha cambiado el contexto. El nuevo rascacielos de Smith estará en Arabia Saudí, medirá 1.000 metros y crecerá en el centro de un nuevo barrio de lujo y comercio que se construirá en Jedah, cerca del mar Rojo.
Más allá de la altura, es su diseño lo que ha convencido, dicen, a los inversores saudíes Jeddah Economic Company, que pondrán sobre la mesa los 850 millones de euros que costará levantar el proyecto. Hay más números: 59 ascensores (cinco de ellos de dos pisos), 12 escaleras automáticas y 10 metros por segundo para llegar al observatorio más alto del planeta.
Fuente: www.elpais.com
Sobre la magno obra pienso que pese a que los inversionistas tratan de restarle importancia a la altura de la misma, es un hecho que es un golpe a todas luces por parte del mundo Árabe Saudí en contra del creciente desarrollo de los Emiratos Árabes Unidos, país vecino, el cual era hasta ahora la nación más importante a nivel mundial en la materia de las construcciones más grandes e imponentes.
En términos del diseño la verdad es que no me convence del todo, aunque la función visual de expresar grandeza si que la cumple. De cualquier forma conseguir éxito estético para contrarrestar la obvia comparación con el Burj Khalifa de la ciudad de Dubai está garantizado si se tiene en cuenta que este último fue definido por el Real Instituto de Arquitectos Británicos como "espantoso" y "el desastre de los 4.000 millones de dólares".
Creo que es más un símbolo de poder que un ejemplo de gran diseño.
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